El espectáculo más caro del año
José C. Serrano Cuevas.
El viernes 30 de marzo reciente, la autoridad electoral colocó en el arrancadero a los aspirantes que compiten por un cargo de elección popular: alcaldías, gubernaturas, diputaciones, senadurías y, la más codiciada de todas, la Presidencia de la República.
Esa misma autoridad atosiga a la ciudadanía con cerca de 23 millones de spots de candidatos y partidos. Los mensajes vistos y escuchados se caracterizan por la sobrestimación de “cualidades” de ciertos competidores, en demérito de sus oponentes. Uno de estos gladiadores dice que va por el oro, que no compite por un segundo lugar. A leguas se nota que sabe de lo que habla, José Antonio Meade Kuribreña conoce la ubicación de las arcas nacionales y los manejos discrecionales del tesoro.
Sus contlapaches dicen de él que es impoluto, honesto como el que más. Transforman un deber básico de todos los servidores públicos, en una virtud digna de seres sobrenaturales, si es que existen. Meade Kuribreña ocupó cargos relevantes de los cuales, quizá, no se enriqueció personalmente, pero por omisión propició que otros alcanzaran fortunas inmerecidas.
Orgulloso de su formación profesional el candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), sale a la palestra a lucir sus galardones y preseas académicas, gritando a todo pulmón que él es el más preparado. Olvida, o se hace el olvidadizo, de que entre 1988 y 1994 este país estuvo gobernado por Carlos Salinas de Gortari, y que de 1994 a 2000, el jefe del Ejecutivo Federal fue Ernesto Zedillo Ponce de Léon, ambos con el grado de doctor y con pleno dominio del inglés. La realidad ha demostrado palmariamente que los títulos y grados académicos no son garantía para evitar la toma de decisiones equivocadas: Salinas de Gortari desmanteló empresas del Estado altamente productivas para ponerlas en manos de particulares; Zedillo Ponce de León sumió al país y sus pobladores en deudas impagables.
Por su parte, Ricardo Anaya Cortés, candidato esencialmente panista, considera que lleva ventaja sobre sus pares, porque es el más joven de todos. Si se tratara de una competencia deportiva con atletas de alto rendimiento, cabría la posibilidad de aceptar su razonamiento. Sin embargo, en los combates electorales las reglas y los árbitros son demasiado laxos. Es sabido que admiten todo tipo de trampas y cochupos para favorecer al delfín de los dueños del poder y del dinero.
En un intento por convencer a la ciudadanía de que en este país se respeta la paridad de género, la susodicha autoridad electoral, ha incluído en la boleta que será utilizada el próximo 1 de julio en los tan traídos y llevados comicios, a Margarita Zavala Gómez del Campo, oficialmente ex panista, pero con raigambre profunda en el Partido Acción Nacional (PAN). La esposa de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, vergonzante inquilino de Los Pinos en el sexenio 2006-2012 tiene en su contra el hecho de que la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (FEPADE), dio entrada a una denuncia con efectos de querella por recibir aportaciones económicas prohibidas por la ley.
La denunciante es la maestra María de la Concepción Moras Cardoso quien, junto con sus alumnos de posgrado dieron puntual seguimiento al proceso de obtención de firmas y rendición de cuentas. De comprobarse las acusaciones, Zavala Gómez del Campo podría perder su registro. Además, quedaría al descubierto la sucia maniobra de utilizarla para restarle votos al aspirante queretano. Si la bajan del concurso electorero, la paridad de género seguiría siendo una quimera en este pais.
El candidato puntero desde el comienzo del espectáculo más caro del año, cuyo costo asciende a un poco más de 2 mil millones de pesos, Andrés Manuel López Obrador, ha marcado la agenda de sus contrincantes, quienes al no tener propuestas para resolver los grandes problemas nacionales, se dedican a descalificarlo. Hay que admitir que El Peje, como se le conoce al político tabasqueño, no aprovecha óptimamente las oportunidades que se le presentan; sigue en su terquedad mesiánica. Con una reiteración cansina, Andrés Manuel revive cada día su tendencia a convertirse en su propio enemigo.
En fin, habrá que buscarse un refugio para esconderse de los rafagueos propagandísticos. El final de la película es de sobra conocido, llegarán a ocupar los puestos de elección popular quienes han escogido desempeñar tareas poco fatigosas; por ejemplo, los legisladores sólo utilizan dos órganos de su cuerpo: la lengua y el dedo índice. Para decir mentiras y votar no necesitan más. |